La transformación digital está revolucionando todos los sectores, y el mundo de la traducción no es la excepción. La incorporación de herramientas tecnológicas en el proceso de traducción ha permitido mejorar la eficiencia y la precisión, facilitando la gestión de grandes volúmenes de información sin sacrificar la calidad.
Con el auge de la inteligencia artificial y las plataformas colaborativas, se han automatizado tareas repetitivas, lo que libera a los profesionales para centrarse en los matices culturales y contextuales que solo un experto puede garantizar. Sin embargo, la tecnología por sí sola no puede reemplazar la sensibilidad y el conocimiento especializado que aportan años de experiencia en sectores tan exigentes como el financiero.